El esófago es un tubo relativamente recto que comunica la faringe con el estómago. En humanos mide unos 25 cm. Su estructura muestra las capas típicas del tubo digestivo: mucosa, submucosa, muscular y adventicia.
La mucosa está formada por un epitelio estratificado plano (Figura 1), normalmente no queratinizado, aunque en algunos animales con dieta de alimentos duros, como los roedores, puede estar parcialmente queratinizado. Debajo del epitelio se encuentra la lámina media, tejido conectivo con muy pocas células, con linfocitos dispersos y algunos nódulos linfáticos localizados normalmente en las proximidades de los conductos excretores de las glándulas secretoras (ver más adelante). La muscular de la mucosa es, en comparación con otras zonas del tubo digestivo, muy gruesa en la porción superior, y la mayoría de sus fibras se orientan longitudinalmente.
La submucosa es tejido conectivo denso con una gran cantidad de fibras elásticas y de colágeno, las cuales permiten su distensión cuando pasa el bolo de comida. Posee numerosas fibras nerviosas y células ganglionares sensoriales, formando conjuntamente el plexo submucoso a plexo de Meissner. Los nódulos linfáticos de la mucosa se extienden hasta la submucosa. La luz del esófago aparece delimitada por numerosos pliegues longitudinales de la mucosa y submucosa (Figura 2). Estos pliegues se distienden y permiten el paso de grandes bolos de alimento deglutido.
La capa muscular está formada por fibras estriadas esqueléticas y lisas. En el tercio superior se encuentran las estriadas esqueléticas, a continuación del músculo de la faringe, mientras que en la zona media se entremezclan estriadas y lisas. La proporción de fibras lisas aumenta hasta que las estriadas desaparecen en las proximidades del estómago. En esta zona próxima al estómago es donde mejor se distingue la disposición de las fibras musculares en dos capas, una interna con orientación circular y otra externa con orientación longitudinal. Entre ambas capas se sitúa un plexo nervioso denominado mientérico o de Auerbach, formado por fibras nerviosas y células ganglionares. Este plexo estimula la actividad peristáltica que impulsa al bolo alimenticio hasta el estómago. La musculatura estriada del tercio superior está inervada por neuronas motoras somáticas del nervio vago (X par craneal), mientras que la lisa de la parte inferior por las motoneuronas viscerales del mismo nervio.
Externamente tenemos una capa adventicia formada por tejido conjuntivo laxo que se encarga de fijar el esófago al resto del cuerpo. La capa adventicia se sustituye por una capa serosa cuando el esófago entra en la cavidad abdominal.
El esófago controla la entrada y salida de sustancias mediante esfínteres. El esfínter superior se denomina faringoesofágico y limita el paso entre la faringe y el esófago, mientras que el inferior, denominado esofagogástrico, limita el paso entre el esófago y el estómago, limitando también el reflujo estomacal. Sin embargo, no existe una estructura anatómica que se identifique claramente con los esfínteres y parecen corresponderse con efectos fisiológicos de las paredes del esófago, más que con diferencias estructurales.
El esófago contiene glándulas que secretan mucus, cuya misión es lubricar los alimentos en la parte superior y proteger al esófago del reflujo estomacal en la parte inferior. Se dividen en dos tipos: cardiales y esofágicas propiamente dichas. Las glándulas cardiales, denominadas así por su parecido con las estomacales, localizan su parte secretora en la lámina propia de la mucosa y son más abundantes en el tercio inferior esofágico, aunque a veces también en el superior. Las glándulas esofágicas propiamente dichas localizan su parte secretora en la submucosa y se distribuyen a lo largo de toda la longitud esofágica pero más concentradas en la mitad superior. Son compuestas túbulo-acinosas (ver tipos de glándulas) .